6. El atuendo
La vestimenta constituye quizás el elemento más globalmente infalible para ser atractiva. Las palabras del gran filólogo Umberto Eco lo explican: «Un vestido femenino que, con artesana sabiduría, logre resaltar las gracias y encantos de la que lo lleva puesto no es un producto de mal gusto; pero sí lo es si fuerza la atención del que lo mira sobre determinados aspectos más vistosos de la persona, porque entonces desequilibra su personalidad, reduciendo a la mujer a un simple soporte de un aspecto físico particular»; y creo que ninguna chica estaría feliz con la idea de ser vista como objeto.
7. La piel
No tiene que ver con el color, sino con lo saludable que se ve. Una piel bien hidratada, cuya dueña se esmera en su cuidado, siempre será muy atractiva, sin importar su tonalidad.