En la mayoría de casos, nos da miedo afrontar el silencio, aquel que deja al descubierto un sonido que nos resulta poco agradable: El de nuestra propia voz. Si acallas todo a tu alrededor, te das cuenta que lo único que queda es el ruido de tus pensamientos, que van de un lado a otro, recordándote momentos, personas, emociones, situaciones, o bien, atraen ideas futuras que aun no han sucedido, provocando así la preocupación. A menudo, cuando estos van y vienen sin control nos causan inquietud.
Por esta razón, muchas veces hacemos todo por no escucharnos a nosotros mismos: Encendemos la TV aunque no le prestemos atención (simplemente para que prevalezca algún sonido externo), ponemos música o buscamos a alguien con quien hablar por teléfono solo para rellenar el hueco que tenemos vacío.
¿Por qué enfrentarnos a nosotros mismos nos provoca miedo? ¿ Por qué hacemos todo para evitar escuchar nuestra voz interna?_
Cuando no estamos acostumbrados a practicar la vigilancia mental, la mente, en cuestión de segundos, puede llegar a hundirnos. Sin embargo evitar este hecho no nos hace avanzar, evitarlo nos hace perdernos aún más en ideas externas. Incluso dejando la TV puesta y no prestando atención, las ideas que surgen de ella se implantan en nuestro subconsciente, nos nutrimos de lo que el exterior tiene para nosotros y soterramos nuestra propia sabiduría, lo mas puro que tenemos para ofrecer, lo enmudecemos.
Si deseas tomar conciencia de cuánto te afecta el silencio y quieres empezar a vigilar tu mente, te recomiendo que tomes unos momentos en los que pueda aprovechar algún momento de soledad. Quédate los mas aislado/a de ruidos externos y sean cuales sean tus pensamientos, tu proprio ruido, afróntalos y analízalos haciéndote la siguientes preguntas:
¿Te han surgido recuerdos pasados, presentes o futuros? o más bien,
¿Situaciones que te contaron pero que nunca experimentaste realmente?
¿Se han removido más pensamientos negativos o positivos?
¿La práctica de este ejercicio te ha aportado buenas emociones o más bien inquietudes?
A medida que ahondes en este ejercicio podrás avanzar y desarrollar la habilidad de seleccionar los pensamientos que quieres y podrás permitirte el rechazar los que ya no deseas en tu vida. Se puede volver tan simple como mirar la programación de la TV y seleccionar que programas quieres ver y el que no. No obstante, antes de seleccionar, primero hay que buscar la programación del día, y en este caso: Tu propia programación mental.
Jossy D´Aismont