Caídas, llantos, pupas, agua oxigenada, besos y a seguir jugando. Ese era, a rasgos generales, el ritual que nuestras madres seguían para curar nuestras heridas de cuando éramos pequeños. Algunas cantaban “sana, sana…”, otras añadían mercromina o betadine a la ecuación. Había quien completaba el ritual con una tirita, de dibujos animados para el más afortunado, o quien abogaba por dejarla al aire para que secara.
Sea como fuera, el agua oxigenada no faltaba. Una solución de peróxido de hidrógeno casi milagrosa, capaz de desinfectar sin apenas escocer, y con una hipnótica espumilla blanca.
Pero el agua oxigenada no es solo un desinfectante de botiquín, al contrario, puede ser utilizado para muchas tareas de limpieza e higiene personal. Su principal componente es el peróxido de hidrógeno, una potente sustancia antiséptica y blanqueante, de precio económico y sin perjuicio para el medio ambiente.
Descubre algunos de sus usos más sorprendentes.
1. Eliminar manchas de sudor de la ropa.
Para eliminar las antiestéticas manchas amarillas de las axilas de nuestras camisetas blancas, solo debemos remojar la zona en agua oxigenada, esperar tres minutos y lavar en la lavadora.